500g de harina 000
20g levadura fresca
80g azúcar
10g sal
110 cc aceite de oliva suave
250 cc leche
1 cda esencia de vainilla
Ralladura de 1/2 limón
1/2 vaso de leche + 1 cda azúcar para pincelar
Deshacer la levadura en la leche. En un bol volcar todos los ingredientes (primero los secos y después los líquidos) y amasar con ayuda de una espátula. La masa al principio es algo pegajosa, pero con el amasado va desarrollando el gluten, volviéndose lisa y nada pegajosa.
Dejar reposar la masa tapada en un bol en la heladera durante toda la noche o dejar la masa igualmente tapada en un lugar cálido cerrado (dentro del horno es perfecto) durante 2 horas. La masa habrá aumentado su volumen.
Enharinar levemente la superficie a trabajar y extender la masa dándole forma rectangular y con un grosor de unos 3mm. Cortar triángulos equiláteros de 15cm de largo y estirarlos un poquito de la punta para alargarlos. Enrollar estirando un poco de la punta, para aportar algo de tensión a la pieza y que así no se desenrolle durante su posterior reposo y horneado.
Colocar los croissants ya formados con la punta siempre hacia abajo y con las "patitas" dobladas hacia dentro sobre una bandeja forrada con papel manteca. Pincelar con la mezcla de leche y azúcar.
Dejar reposar las croissants en un lugar cálido cerrado durante una hora (dentro del horno) hasta que aumenten su tamaño hasta casi duplicarlo.
Pincelar de nuevo con la mezcla de leche y azúcar y hornear con el horno precalentado a 180ºC durante 30 minutos. Retirar y dejamos enfriar sobre una rejilla.
Tip: una vez fríos se puede bañarlos con chocolate y espolvorearlos con azúcar impalpable.
Fuente: La asaltante de dulces
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